Thursday 21 August 2014

Los Andes Venezolanos


LOS ANDES VENEZOLANOS
María Páez Victor

VENEZUELA VIVA
20 agosto 2014
Toronto, Canadá


Hoy ponemos la mirada hacia Los Andes venezolanos, esa cordillera majestuosa en cuyo dorso ha vivido la gente de nuestra tierra durante siglos. Lo comprenden tres estados: Mérida,Trujillo y Táchira y tiene como punto culminante el Pico Bolívar, majestuosa montaña con sus 5,000 mts de altura.

Los moradores originarios de la zona andina fueron los Escagueyes, los Mucurubaes, los Torondoyes, los Timotes, los Chinatos, los Jirayas, los Bailadores y los Mocotíes. 

El inolvidable intelectual Arturo Uslar Pietri, en su obra “Tierra Venezolana” nos da un vistazo de la vida andina que aun hoy, 40 años despues, resuena en nuestra alma.

 “Las montañas de los Andes es, ciertamente la más alta, la más impresionante y la mas llamativa de nuestras cordilleras. Es un ramal de la inmensa y asombrosa cadena de montes nevados y volcanes … ‘

“Los Andes venezolanos  han sido abiertos y accesibles. Han sido dados a una tierra abierta al mar y a las llanuras, que siempre  estuvo asomada a sus puertos y a sus caminos. Gentes venidas de la costa y de la llanura llegaron con facilidad al silboso repecho cubierto de nieblas. Llegaron a mezclarse y a establecerse…De todo este ajetreo nació el mestizo de ruana, de ojo quieto y habla pausada, que vino a ser el poblador de los campos altos…En su habla, en sus costumbres, en su traje, está viva la tejida historia de su mestizaje. “

La vida andina siempre ha sido agrícola, como herederos de la sangre y de las tierras de los indígenas de más desarrollada capacidad agricultora en Nuestra America pre-colombina. Gente sendentaria de pueblos fijos que cultivaban en terrazas artificiales. Como comenta Uslar Pietri: “No destruyen o borran la naturaleza sino que están asociadas a ella. A sus formas y a sus colores….Ciudades, pueblos o aldeas, conservan por igual ese sabor y olor a campo.”

Del indígena permanece el cultivo hereditario de la papa, la yuca, los tuberculos; de los españoles el trigo, las arvejas, luego el café y flores; las vacas de leche, las ovejas y el rudo caballo de montaña y la mula de casco seguro. “Animales de los que el hombre no vive, sino que más bien le ayudan a vivir de la tierra.”

Entre esos animales figura un perro heroico: Nevado, el perro blanco de Bolívar que un campesino del pueblo de Mucuchíes le regaló. Murió heroicamente junto al indio Tinjacá que lo cuidaba, en la Batalla de Carabobo. Hoy día en su honor, tenemos  Misión Nevado que cuida de los animales abandonados.

Los Andes es una zona rica en artesanía, folkore, leyendas e historia entremezclada toda con la belleza natural que rodea a los moradores.

El folklore andino está muy ligado a la religión siendo el santo favorite San Benito, santo negro que se dice fué hijo de una reina blanca y un esclavo negro. Sacan su imagen de la Iglesia y lo pasean por el pueblo garantizando así su protección y bendiciones.  El 29 de diciembre se celebra la Paradura del Niño Jesus, la danza de los negros de San Jerónimo el primero de enero; en Semana Santa se realizan la Pasión de Cristo y se quema a Judas; en mayo se celebra la Cruz de Mayo y la fiesta de San Isidro.

La comida andina es singularmente sabrosa  - incluye quesos, arepa de trigo, mondongo,  pizca andina, pan tovareño, truchas, dulces abrillantados y la chicha andina, entre otros.

La artesanía es tradicionalmente la más apreciada del país, incluye telares, labrados de piedra, y artefactos de barro. Con la modernidad muchos de estos oficios se estan hacienda comercialmente con tecnologías modernas, pero mientras haya montañas, habrán artesanos y pobladores que conservarán sus tradiciones y costumbres.

Una de las leyendas andinas más conocidas es la de la loca Luz Caraballo. Andrés Eloy Blanco, uno de los mas destacados poetas del país, escribió un bello poema que capta la tristeza y lo duro que la vida fue para muchas mujeres andinas – La Loca Luz Caraballo.


LA LOCA LUZ CARABALLO

De Chachopo a Apartaderos
Camina Luz Caraballo
con violetitas de Mayo
con carneritos de Enero

Inviernos del ventisquero
farallón de los veranos
con fríos cordilleranos
con riscos y ajetreos
se te van poniendo feos
los deditos de tus manos

La cumbre te circunscribe
al solo aliento del nombre
lo que te queda del hombre
que quién sabe a dónde fue
Cinco años que no te escribe
Diez años que no lo ves
y entre golpes y traspiés
persiguiendo tus ovejos
se te van poniendo viejos
los deditos de tus pies

El hambre lleva en sus cachos
algodón de sus corderos
tu ilusión cuenta sombreros
mientras tu cuentas muchachos
una hembra y cuatro machos
Subida, bajada, brinco
y cuando pide tu ahínco
frailejón para olvidarte
la angustia se te reparte
uno, dos, tres, cuatro, cinco

Tu hija esta en su serrallo
dos hijos se te murieron
los otros dos se te fueron
detrás de un hombre a caballo

La Loca Luz Caraballo
dice el decreto del juez
porque te encontró una vez
sin hijos y sin carnero
contandito los luceros
seis, siete, ocho, nueve, diez.

BIBLIOGRAFIA:
Arturo Uslar Pietri, “Tierra Venezolana” Editorial EM, Madrid, 1974
Fredy Aguaje, “Los estados andinos de Venezuela”, www.monografias.com
Andrés Eloy Blanco, “La Loca Luz Caraballo”
Betty Mendoza, San Benito, ritual del eterno retorno, A Plena Voz, #55-56


Nuestra Diversidad: Calypso en Venezuela


NUESTRA DIVERSIDAD
El Calypso en Venezuela

María Páez Victor

7 de agosto 2014
VENEZUELA VIVA
Radio: www.ustream.tv/channel/chha-tx

El Dr. Luis Adrián Galindo, director del Museo Nacional de Las Culturas de Venezuela, en la revista del museo “Asi Somos” dice lo siguiente:

“Para muchos de nosotros, el país resulta un territorio desconocido. Sobre todo para los que habitamos las urbes principales, la geografía nacional podría limitarse sólo a un espacio intermedio entre las grandes ciudades, que nos conecta con las hermosas playas y los parajes más turísticos del país.

Seguramente, aquellos venezolanos y venezolanas, cuyas familias emigraron de los campos hacia las ciudades y que aún mantienen el cíclico ritual de volver a su tierra en cada tiempo libre del trabajo citadino, logran revitalizarse con sus culturas de origen, y aún más, las cultivan en la ciudad, las entremezclan con las culturas venidas de otras partes del país y del exterior, logrando esa compleja urdimbre de saberes que tanto nos explica ante el mundo.

Pero también al interior del país, las vidas tienen otros ritmos… La presencia persistente de grupos humanos con múltiples historias y culturas, la vida cotidiana signada por el trabajo diario de la agricultura, la pesca, la minería o la ganadería por nombrar sólo algunas, perfilan modos de vida tan particulares que …se abre un mundo plural, que más que tolerar las diferencias, busca intensamente incluir al diferente, eliminando las desigualdades.

Es justamente la búsqueda de la eliminación de las desigualdades sociales, que en lo más profundo de nuestro ser social nos define como venezolanos y que en etapas de nuestra historia colectiva emerge con toda su fuerza y nos contagia de las más ciertas esperanzas por una sociedad más justa y humanista.”

Queremos en este programa hacerle justicia y valorar esa rica diversidad de la culturas de nuestra tierra.

Con la venida de los europeos a Nuestra America – Aba Yala- comezó para nosotros la gesta supuestamente “civilizadora” de los europeos que ha querido dominar a buenas y malas, el mundo entero en olas de homogenización, arrollando la diversidad de lenguas, culturas, formas de gobernar, economías, en aras de un supuesto progreso, que no obstante ha dado resultados muy polarizados, con grandes tecnologías al lado de grandes desigualdades de poder y de bienestar, al igual que la indudable devastación de la  Naturaleza y de la extinctión no solamente de especies, sino tambien de pueblos y culturas. Asi pues, tenemos que recobrar la diversidad en todos sus sentidos.

La conquista española le negó la identidad cultural a los indígenas y a los negros, ambos vistos tan solo en cuanto a su valor para el trabajo, su valor como esclavos.

El distinguido antropólogo venezolano Fernando Báez, en su obra “El Saqueo Cultural de America Latina” da contundentes pruebas de que el genocidio de los pueblos de Nuestra America de parte de los europeos consistió no solamente en la espantosa muerte de 70 a 100 millones de indios, sino también en etnocidio cultural, pues trataron deliberadamente de borrar la memoria histórica, la identidad cultural, las artes, creencias, costumbres, lenguas de los indígenas originarios y, claramente de los negros secuestrados de su tierra y convertidos en esclavos.  Al menos 50 lenguas pre-hispánicas venezolanas  fueron olvidadas.

Pero la cultura indígena y negra se resistió a morir del todo, y hoy en día en Venezuela tenemos sus frutos aun vivos en nuestras costumbres. Y asi tenemos en Venezuela, país que no es de ninguna manera de los mas grandes, tenemos diversidad en cuando a zonas geográficas, y dentro de estas, una multiple expresión de música, costumbres, danzas, creencias, folkore y memorias que aun han persistido en el tiempo.

Por ejemplo, este mes se ha celebrado en la ciudad de Toronto el gran festival caribeño, CARIBANA. Venezuela también tiene la tradición del calypso, género musical emblemático del Caribe.

El origen del calypso se remonta a la vecina isla de Trinidad, como legado africano de rítmicos cantos de llamada y respuesta. Desde allí, se dispersó por el Caribe insular inglés, francés y holandés, así como por nuestra región oriental y guayanesa.

En Venezuela, una de las principales variantes del género corresponde al Calipso de El Callao, en el estado Bolívar colindante con el río Yuruari. Allí se asentaron inmigrantes provenientes de las Antillas Menores, quienes vinieron a trabajar en las minas, durante las últimas décadas del siglo XIX. Trajeron consigo distintos usos y costumbres que se reflejaron en el idioma, la arquitectura, la gastronomía y en una fanática afición por el carnaval, sus comparsas y su cadenciosa música: el calipso.

El calipso de El Callao se basa en una batería de tambores cilíndricos de un solo parche, de unos 60 cm de alto que se llaman bumbac, término que deriva de un tambor de mano de menores dimensiones que formó parte del ensamble instrumental y que hoy ha caído en desuso. Este tipo de tambor, originario de las Antillas Menores, fue prohibido por las autoridades coloniales en sus islas de origen, mientras que en tierras guayanesas se mantuvo en el tiempo, incorporando en su ejecución otros instrumentos como el cuatro venezolano, rallo y maracas. Los cantos, que se desarrollan bajo un discurso formal de solista (estrofas) –coro (estribillo fijo), son generalmente entonados en inglés y patois, y excepcionalmente en español.

Como ejemplo, está el Congo Bara, un calipso antiguo en patois, de amplia difusión en el Caribe que dice asi:  
Congo Bara
(patois con traducción)
Coro
Prizonye leve
(Prisioneros levántense)
Mete limyè bay Congo Bara
(Denle luz a Congo Bara)
Solo
Mete limyè bay Congo Bara
(Denle luz a Congo Bara)
Mete limyè bay Congo, se lewa
(Denle luz a Congo, que es el rey)

Y un Segundo calypso al tema Guayana es composición de Lourdes Lasanta –respetado personaje de El Callao– que se ha convertido en una melodía emblemática de la región.

Guayana es
Coro
Guayana es, Guayana es, Guayana es, Guayana es rica en oro, hierro y mujer, ven a mi Guayana y verás lo que ya yo sé

La tradición del calipso en El Callao, tanto en su preparación como durante las festividades de carnaval, constituye un excelente ejemplo de la rica diversidad cultural venezolana.

Bibliografía:

Revista Así Somos, #1, Museo Nacional de las Culturas de Venezuela, editorial de Dr. Luis Adrián Galido y artículo de Carlos Garía Carbó

Fernando Báez, El Saqueo Cultural de America Latina – dela conquista a la globalizacion, 2008