LA CUESTION DE QUEBEC
María Páez Victor
Comentario Político
Noticiero Panorma
Radio Voces Latinas
25 mayo 2014
Se avecina una elección en la provincia de Quebec, y de nuevo
se ha alzado el espectro que espanta a Canadá: la separación de esa provincia.
Es difícil hablar en 7 minutos sobre los complejos asuntos de
Quebec, asi que seré muy selective en estos comentarios.
Quebec es la provincia canadiense más grande y la segunda más
poblada. Esto le asegura un lugar importante en la política canadiense. Los
votos de Quebec han sido clave en elecciones
federales.
Es cierto que durante muchas décadas en el pasado los
francoparlanates de Quebec no gozaban del respeto y de la inclusión debida. Las
quejas de los quebecois se centraban en dos asuntos principals:
(1)Su idioma, siendo el idioma el eje central de cualquier
cultura, la gente de Quebec, con mucha razón deseaban preservar su idioma y
herencia cultural, y
(2) La exclusión de francoparlantes en las esferas sociales, económicas y
políticas.
La llamada “Callada Revolucieon “ de los años 60 y 70 cuyo
líder intelectual fué Pierre Trudeau, trajo un resurgimiento de la identidad
quebecois y el declive de la dominación anglosajona. En 1976, René Levesque llegó
al poder con su Partido Quebecois y estableció el francés como única lengua oficial
de la provincia y propuso primero, la separación, luego modificó su posición a
una “ asociación soberana”.
La dificultad con la “asociación soberana “ es que Canadá es
una federación, no es una confederación de estados soberanos. Y la verdad es
que el pueblo mismo de Quebec dos veces ha rechazado la separación de Canadá,
en los referendum de 1980 y de 1995. En este último perdieron los separatistas por poco margen, pero hubo mucho cuestionamiento del proceso de votación
en sí, entre ellos, que la pregunta que se les presentó a los votantes no era
clara.
Estos referendum se han llevado a cabo en un ambiente muy
desgarrador para este país – de angustia, recriminación y miedo por el futuro.
También fomentan una actitud negativa hacia los francoparlantes.
Hoy en día, el Partido Quebecois es el partido de gobierno,
bajo Madam Pauline Marois. Iba bien en los sondeos pre-elecorales siendo el
asunto primordial la “Carta de Valores de Quebec”. Esta legislación que proponen
va a prohibir a todo funcionario público
o lugar público el uso de símbolos religiosos. Ello está dirigido realmente a
las mujeres islámicas que se cubren la cara, y los Sihk que usan turbantes. Pero
curiosamente, no a los cristianos, habiendo dicho que las cruces en el
parlamento y otros lugares se quedarán porque son “artefactos históricos”. Muchos consideran que estas medidas van en
contra de la Carta de Derechos de Canadá porque atentan contra la libertad de
religión – y de religiones particulares.
Pero ha surigido un gran problema para Madam Marois. Escogió
un millonario, Pierre Karl Peladeau, como candidato estelar para su partido, y él
ante, las cámaras, alzó su puño y dijo que entraba en la política porque quiere crear una nación para sus hijos. Esto cayó
como una bomba pues dió a entender que un voto para el PQ es un voto para otro referendum
sobre la separación de Quebec.
Madam Marois trató de
suavizar la cosa, diciendo que bueno, Quebec podría ser soberana pero retener
el dólar canadiense y tener un puesto en la Junta Directiva del Banco Central
de Canadá, tal como en la Unión Europea. Luego cambió por completo su mensaje y empezó
a decir que entre sus planes no había un referendum por ahora– que no era
tiempo, que no habría un referendum hasta que los quebecois no estuviese
“listos”, pero no niega de manera tajante que no conducirá un referendum. Lo
que pasa es que bien sabe que el pueblo de Quebec no quiere la separación. Pero
el daño estaba hecho.
Esto ha hecho que el PQ se desplomara en las encuestas.
Ha sido un espectaculo triste ver como esta señora baila con
el viento. Los que quieren que Quebec sea “soberana” no tienen idea de lo que
es soberanía porque a la vez quieren seguir usando el dólar canadiense, tener un
control sobre el Banco Central, mantener sus puestos de trabajo en entidades
federales, mantenr sus pensiones canadienses, y no me extrañaría que quisiera
retener el ejército de este país. Insisten que tendrían doble nacionalidad. Subestiman
el impacto emocional que sentiría el resto de los canadienses que no estarían
muy dispuestos a acomodar a quienes dividieran su país.
No tienen ni siquiera la firmeza de decir la palabra
separación. Y porque? Porque la mayoría del pueblo de Quebec no quiere
separarse de Canadá. Lo han dicho en dos referendum anteriores.
Y ahora, Madam Marois ha perdido su ventaja. Las últimas
encuestas señalan que van a ganar los Liberales en Quebec, y con mayoría. Al
menos los Liberales han sido consistentes: es un partido firmememente federalista
en contra de la división del país.
Más triste aun es que haya una élite política en Quebec que parece
vivir a espaldas de la realidad geopolítica
mundial. Quieren ser el pez grande en un pozo pequeño. Nunca les he oido
discutir la situación internacional tan precaria con invasiones, quiebra de la
ley internacional, las guerras en que Canadá ha participado como socio de los
EEUU, no les he oido hablar de como van a combatir la creciente desigualdad, de
como van a preserver el medio ambiente y sus recursos. Aunque las políticas
domésticas en Quebec han sido muy progresistas en comparación con otras
provincias, no han dicho como las van a mantener, porque Quebec recibe del gobierno
federal una cantidad sustancial de los impuestos globales del país. Y para rematar,
los líderes del PQ tienden a ir corriendo sombrero en mano, a Washington cuando
piensan que están ganando.
Y lo más asombroso es que creen que Washington los van a
tratar mejor que sus compatriotas en el resto de Canadá. Que le pregunten a
Hawaii, que le pregunten a Puerto Rico, que le pregunten a la América Latina.