CANCER EPIDEMICO
María Páez Victor
Comentario Político
Noticiero Panorama
Radio Voces Latinas, Toronto
11 de diciembre 2012
El sábado pasado, Venezuela supo
directamente de boca de su presidente, Hugo Chávez, la terrible noticia que
recientes exámenes en Cuba detectaron células malignas en el mismo sitio
pélvico donde hace un año lo operaron de cáncer. La noticia vino como
tinieblas.
El presidente con gran entereza y
honestidad habló de los riesgos y exortó que, en caso de no poder tomar las
riendas del gobierno el 10 de enero y hay que hacer nuevas elecciones,
eligieran al Vice-Presidente
Nicolás Maduro. (Según la Constitución, si el presidente no puede asumir su
cargo en el acto de inauguración, habrán elecciones a los 30 días.) Es la
primera vez que el Presidente Chávez habla de su sucesor, y ésto es un paso muy
positivo pues elimina rivalidades e incertidumbres al respecto.
Este grande, generoso y querido
líder, Hugo Chávez, ha cambiado para el bien, el curso de Venezuela y de toda
Nuestra América. Rezamos por su pronta recuperación.
El
cáncer ha resultado ser el mal de presidentes latinoamericanos pues Chávez,
Lula, Dilma Rousssef, Santos, Fernando Lugo y Cristina Kirchner, todos han
padecido del mal. Es ésto una conspiración siniestra? No lo creo. Lo que pasa
es que son personas conocidas y famosas cuya salud tiene un impacto
político. El ser humano siempre
personifica – cuando se trata de un
un individuo y si conocemos a ese individuo, podemos con facilidad
solidarizarnos con su desgracia. Pero cuando son una cantidad de personas
anónimas, nos cuesta emocionalmente identificarnos con ellos.
La
verdad es que solamente en Canadá
este año, han habido 186,400 nuevos casos de cáncer y han habido 75,700
muertes causadas por ello. El
cáncer es la primera causa de muerte después del ataque de corazón. La
Organización Mundial de la Salud ha declarado que el cáncer es epidémico a
escala mundial.
El
cáncer no es una sola enfermedad sino 200 enfermedades diferentes. Tienen en
común el crecimiento descontrolado de células que interfieren en los tejidos o
los órganos.
El
cáncer es multifactorial – o sea, puede surgir de multiples causas, y por éso
es difícil decir médicamente que el cáncer A del Sr. B fue causado por C. Precisamente en eso se basan las industrias
para continuar envenenado el ambiente en el cual vivimos.
Por ejemplo, durante muchas
décadas la industria del asbestos luchó contra toda ciencia, toda autoridad
sanitaria, para mantener que el asbestos no causaba cáncer de los pulmones, a
pesar de que mineros se morían por ese mal. Si una cantidad significativa de mineros desarrollan
cáncer de los pulmones, no es razonable tomar medidas para protegerlos?
Igualmente luchó la poderosa
industria tabaquera– incluso he visto propagandas que afirmaban que el fumar
era beneficioso para los pulmones.
Cuando
les conviene a las industrias, y a los gobiernos entregados a los mismos,
exigen pruebas exactas antes de tomar un posición razonable, de prevención, de usar el sentido comun.
Hay tres componentes
fundamentales del medio ambiente: el aire, el agua y la tierra, y a través de
los tres actúan sustancias contaminantes que afectan las salud humana, y de la
flora y fauna. Se estima que del 60% al 90% de todos los cánceres tienen una
causa ambiental, tales como enfermedades de los órganos vitales, del sistema
reproductivo, defectos al nacer y desórdenes mentales.
Y
cómo no va ser si la economía industrial en la cual vivimos usa entre 50,000 y
70,000 sustancias químicas: en la agricultura, manufactura, e industrias
forestales. Cada año se introducen 1,000 NUEVAS sustanacias químicas en Norte
America, y unas 2,000 mundialmente. Lo que es peor, la gran mayoría no han sido
investigadas para saber si tienen efectos adversos..
Los riesgos ambientales están por todas partes en esta economía
global de insasiable consumismo, que afecta hasta las nieves de los polos. No
pido que acabemos con las industrias, pero si que ejerzan responsabilidad en
sus procesos, tomen medidas contra la contaminación que desatan y que no estén
continuamente negándola.
Por
ejemplo, dice un analista, (E. Raoul) en Canadá, la industria petrolera de
Alberta ha convertido a la provincia en un “supermercado de petróleo” para beneficio de las multinacionales y los
EEUU. Se han sacrificado bosques
boreales vírgenes y los pueblos indígenas de la región. En Fort Chipewyan, a
700 km de Edmonton, a la orilla del Río Atabasca, en una área del tamaño de
Francia, es la cede de la extracción de las arenas bituminosas. Allí la tasa de cáncer es 30% superior
al promedio de cáncer en esa provincia. El viento lleva una nube de dióxido de
azufre, el agua del gran río es contaminado por la fuga de los lagos
artificiales -depósitos llenos de desagues altamente tóxicos. Se calcula que
hay una fuga de 11millones de litros de contaminantes por día al río y a la
tierra.
Al médico que estaba denunciando la
proliferación de cáncer en el área lo demandaron y tuvo que irse de la región. Las autoridades
sanitarias de Alberta insisten que no hay nada de que alarmarse – a pesar de
que un estudio de la comunidad encontró entre 10 y 50 veces más mercurio de lo
normal en los peces y la presencia de peces deformes que huelen a petróleo. La
industria petrolera de Alberta es casi intocable.
Que
hacer? Podemos :
·
Apoyar con ahinco las
organizaciones que defienden al medio ambiente
·
Exigirle a nuestros
miembros de parlamento que fortifiquen nuestras leyes ambientales y que luchen
contra el cambio climático
·
y en nuestras vidas
diarias no despilfarrar energía o agua, no caer en el exceso de consumismo,
tratar de no generar demasiada basura, y sobre todo, apreciar la belleza de la
naturaleza, la Pacha Mama, y cuidarla todo lo que podamos.
No
es romanticismo de mi parte. Se
trata de nuestra sobreviviencia y la del planeta.
www.paezvictor.blogspot.com
Bibliografía
Public Health Agency of Canada
www.cancer.ca
Environmental
Health News
Emmanuel
Raoul, Voraz desarrollo petrolero en Canadá bajo las arenas bituminosas de
Alberta, Le Monde Diplomatique,
12-06-2010
Juanne
Nancarrow Clarke, Health, Illness, and Medicine in Canada, Oxford University Press,
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