Lucha Obrera Continua
María Páez Victor
Comentario Político
Noticiero Panorama
Radio Voces Latinas
Toronto
April 30, 2013
Mañana, primero de mayo, se celebra el Día Internacional del
Trabajador. El Segundo Congreso de la Internacional Socialista en París en 1886
escogió esa fecha para conmemorar una de las luchas más sobresalientes en aquel
entonces: la lucha por la semana laboral de ocho horas. Asi los trabajadores de
Chicago realizaron cinco mil protestas porque los estaban forzando a trabajar largas horas y en
una de esas una manifestaciónes pacíficas de trabajadores imigrantes estalló
una bomba matando a cuatro trabajadores
y cuatro policías. Nunca apresaron a los que tiraron la bomba pero las
autoridades apresaron y sumariamente ejecutaron a cuatro de los líderes
imigrantes.
El derecho
a la libertad de expresión y derecho de asociación son reconocidos derechos humanos,
pero los poderosos le temen a estos
derechos por lo tanto, nunca
están lejos de peligro. Y
mientras más abajo uno se encuentre en la jerarquía socio-económica y política, más peligroso es el ejercer estos derechos.
Y no me
refiero a dictaduras, donde ésto es crudamente evidente, sino también a las
democracias capitalistas, y particularmente
al sector privado de la economía. Porque en ese sector no se aplica a la
Carta de Derechos de Canadá.
Históricamente,
ha sido sólo a través de las luchas obreras que los trabajadores del mundo han
obtenido respeto para sus derechos, mejores condiciones de trabjao y mejores
beneficios y salarios.
Vivimos en
un país donde las manifestaciones en la
calle de trabajadores organizados y de
grupos de solidaridad son tratados por la mansa prensa y por muchos políticos, no
tanto por la razón que los han llevado a protestar, sino por las supuestas inconveniencias para otros es
decir, de los transeuntes, de los que pagan impuestos, del tráfico, en
fin, como si la defensa de derechos
humanos y laborales debe ser subordinada a un esfímero confort social. Es parte del patrón de
descontar la lucha popular.
Hoy en día
nos enfrentamos a dos grande problemas laborales, uno en los países ricos y
otro en los más pobres.
Para
muchos países pobres, las cosas no han
cambiado esencialmente desde 1886. En este capitalismo global, las
corporaciones se llevan sus fábricas a esas naciones donde pueden evitar leyes ambientales
y laborales eficaces. Asi vimos con
horror la noticia de Bangladesh donde 377 trabajadores, la mayoría mujeres,
perecieron al desplomarse el edifcio donde trabajaban. El dueño las forzó a
continuar trabajado a pesar de que le notificaron el mal estado del edifcio.
Bangladesh
tiene los salarios más bajos del mundo ganando los trabajadores 14 centavos por
hora, máximo 24 centavos por hora, y trabajan 13 horas al día. No tienen sindicatos y al gobierno solamente
le importa que las corporaciones extranjeras vayan allá con sus negocios. Esas trabajadoras estaban haciendo la ropa
barata que compramos en Canadá en Wal-Mart, Loblaws, Fairweather y Atlantic Sportswear.
Son las víctimas de la avaricia corporativa y de nuestro consumismo desbordado.
Los
gobiernos de EEUU, Canadá y Europa, han
enfrentado la crisis financiera que comenzó en el 2008 y aun no ha terminado, con
más medidas neo-liberales, medidas de austeridad. A pesar de que expertos señalan
que han sido exactamente las políticas de privatizacion y des-regularización
las que han creado la crisis, en aras de la ideología capitalista, se empeñan
en afincar las mismas. Por eso ni un sólo
banquero ha sido enjuicado por el descalabro financiero, pues estos gobiernos le
echan la culpa al estado de bienestar (es decir los servicios públicos) y las supuestas
irrazonable demandas de los trabajadores para salarios justos. Las medidas de austeridad significan el despido masivo de trabajadores
del estado, el recorte de servicios públicos
necesarios, y en el sector privado, el chantaje a los trabajadores con
despidos y recortes a sus beneficios.
Hace unas
semanas murió Margaret Thatcher, pero no el Thacherismo, es decir las medidas económicas
de extrema derecha, el neo-liberalismo, que ella promulgó. Vemos con fascinación
como esas medidas continúan creando caos en las poblaciones de Gran Bretaña,
Europa y los EEUU. Acabo de regresar de
Inglaterra donde vi un ejemplo de esas medidas: estaba en un pueblo un poco mas pequeño que Guelph, y quedé
asombrada al saber que allí no había ni estación de policía ni de ambulancia, debido a los recortes a los
servicios públicos.
Thatcher
sostuvo que los sindicatos controlaban a
Inglaterra y ella iba a acabar con eso. Y
asi fué: destruyó a los mineros y golpeó
severamente el poder de los sindicatos ingleses. Pero entregó
a su país al control férreo y
amoral del sector financiero, con las
funestas consecuencias que hoy reinan. El capitalismo corporativo, cuya médula
es el sector financiero, promulga una
supuesta necesidad de austeridad para cortar los servicios públicos y socavar
aún más el movimiento laboral, y usan el poder de la ley para hacerlo.
Aquí en
Canadá, el mas cínico de los asaltos a los trabajadores ha sido el incremento
de los trabajadores vulnerables y el incremento de los trabajaores extranjeros,
ambos devengan salarios más bajos. Intentan crear un lumpenproletariado – o
sea, una sub-clase de trabajadores- para asi no tener que ofrecer salarios
justos y explotar la mano de obra. Es la
doble expotación: de los trabajadores canadienses y de los trabajadores de
países más pobres.
Actualmente,
se estima que hay 6 canadienses sin empleo por cada puesto de trabajo disponible.
Hay 1.33 millones de canadienses desocupados. A pesar de esta situación, el gobierno de Harper ha cambiado la ley para permitir más trabajadores
extranjeros temporales, especialmente los de poco entrenamiento a quienes se
les paga el 40% de lo que se le paga al canadiense y sin los beneficios. Estos
trabajadores temporales no tienen sindicatos, ni se les permite. Así se crea un
sistema laboral de dos niveles, institucionalizado la injusticia y la
desigualdad.
La lucha
continúa.
Bibliografía
CBC Radio,
Interview of Charlie Kernaghan, Maquila Solidarity Network, April 20, 2013
Karl
Fecker, rabble, April 21, 2013
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