Latinoamérica se integra, Europa se desintegra
María Páez Victor
Comentario Político
Noticiero Panorama
Radio Voces Latinas
27 mayo 2014
Desde Escolomo, Suecia,
fui testigo de las elecciones parlamentarias europeas, y del tsunami que fueron
sus resultados. He conversado con muchos
europeos de la situación política, y con
poca variación se notaba un malestar profundo de como los representantes se han
enfrentado – o no- a los problemas reales que presenta la supuesta “unidad”
europea.
Una Europa unificada es
un concepto laudable, positivo. La historia de ese continente ha contenido una
serie espantosas de guerras nacionalistas despues de la caída del Imperio
Romano. Hay que entender que Europa es heterogenea, y el nacionalismo de cada
país, de un modo evidente, ha sido un factor clave en esos conflictos. Así que
la idea en nuestros tiempos de que estas naciones pusieran en perspectiva
amplia sus intereses parroquiales, es en sí, un excelente objetivo.
Entonces por qué estos
resultados? Qué es lo que ha llevado a Europa a esta “desunión”? Es tan obvio
que los procesos de unificación han sido
conducidos de una manera totalmente opuestas a como se ha venido conduciendo la
Integracion de America Latina desde que el Presidente Chávez empezó a abogar por la misma
Tal como algunos
anticipábamos, el voto europeo le ha dado una gran fuerza a los partidos de
extrema derecha, no obstante, el triunfo ha sido impresionante. En Francia, una
de las naciones fundadoras de la UE, el partido fascista de LePen obtuvo más votos que cualqueir otro partido, el partido
socialista de Hollande quedó de tercero. Igualmente, en Inglaterra, el nuevo
partido UKIP le quitó votos claves a los
tres partidos mayores. No tengan duda, éstos resultados han sido un fortísimo
voto de protesta, un voto de desconfianza hacia
los políticos y la burocracia en Bruselas.
Cuando se reúna el parlamento, éste tendrá en
su seno integrantes que ese oponen a la institución misma, a los valores que
han dominado a Europa desde la II Guerra Mundial. Y además, que están en contra
de la imigración, con tendencias
nacionalistas que se antagonizaran unos con otros. Esa ha sido la consigna en
estos países; Francia para los franceses, Inglaterra para los ingleses, fuera
los gitanos Roma, fuera los búlgaros, polacos, griegos, los argelinos, los
africanos, etc. etc. Estos son los
frutos de la podrida colonización europea – tanto la histórica como la moderna
de las corporaciones y de la llamada
globalización- que ahora ellos no
quieren enfrentar.
La derecha quiere la
absoluta libertad para el capital para que este pueda ser global, moviéndose de
un mercado a otro sin restricciones. Pero a la mano de obra – esa no debe
movilizarse, esa no debe ser globalizada, la clase trabajadora debe quedarse en
su propio sitio.
La globalización se refiere a los mercados y a
las corporaciones multinacinonales cuyo poder se extiende a dominar las democracias europeas. Y ese ha sido el
talon de Aquiles de la Unión Europea – a pesar de sus nobles intenciones, esta
unión ha sido enraízada en los mercados y en los derechos de las empresas y
corporaciones, y menos en el bienestar de sus pueblos como principio ordenador.
Y esa es la diferencia
con la integración Lationoamericana,
aceptada ahora de manera
impresionanate por casi todos los
paises.
La integración tiene
raíces históricas – en Bolívar, y Martí,
por ejemplo- y se basa en todo aquello que tenemos en común
– incluso ahora repetimos como identidad la frase de Martí: “Nuestra America”,
reconocemos todos los pueblos del subcontinente como nuestros pueblos,
reconocemos que todos enfrentamos los mismos problemas del mundo moderno: la
miseria, la pobreza, la necesidad de participar en la democracia, la necesidad
de eliminar la marignalización de sectores de la población, el acecho de las
corporaciones a nuestros recursos naturales, la desinformación mediática. La integración Latinoamericana apunta, no a la
globalización de mercados, sino la solidaridad internacional, el
internacionalismo que es la tradición socialista de solidaridad.
Los Europeos rechazan al argelino pobre que vende en las
calles, rechaza el gitano que pide limosna en las esquinas, dice que el trabajador
griego le quita puesto al trabajador francés – así, en vez de enfocarse en los
dueños del capital, en el poder desmedido de los empresarios, apuntan su odio
hacia el trabajador o el desempleado extranjero.
Es cierto que en
Nuestra America tenemos unos pueblos con mayor homegenidad – el idioma
castellano y el indígena, las raíces étnicas, tan parecidas las luchas por independencia de
las historias patrias- pero sobre todo que en nuestro continente tenemos once
paises de centro izquierda que han
mantenido la mirada en los problemas reales de sus pueblos, en el fervor de
mantenerse soberanos y democráticos.
Ojalá los europeos aprendiesen
de América Latina – pero lo dudo, porque si algo he presenciado aquí, es la
gran ignorancia de los europeos – aun los cultos- de los cambios y procesos
políticos en Nuestra América. En su arrogancia no creen que pueda haber algo
que nosotros podamos enseñarles a ellos.
En Europa, las izquierdas
– con la excepión de Grecia- le han dejado el palco a los fascistas. Al
abandonar sus principios socialistas verdaderos, al querere moverse hacia el
centro, al no tomar la bandera del internacionalismo laboral, al seguirle la
jugada a los grandes empresarios, al
asumir la ideología del mercado y no de la democracia participativa le
quitaron a las clases trabajadoras su voz – y se la entregaron a los fascistas.
En Canadá, nada mas
patético que el NDP, que en su deseo de apegarse a su estatus de “Oposición
Oficial” tanto en Ottawa como en Ontario, cada día sus posiciones políticas se
asemejan a los conservadores. Estan
perdiendo su identidad, y con ello, los votos de quienes desean un gobierno alternativo
a lo que tenemos. Espero que tanto el NDP como los Liberales estén estudiando bien
el descalabro europeo.
Muchas gracias por
escucharme!
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