Tuesday 19 March 2013

Iglesia y Revolución


Iglesia y Revolución



María Páez Victor

Comentario Político
Noticiero Panorama
Radio Voces Latinas
Toronto, Canadá
19 marzo 2013


Estas últimas dos semanas han dado mucho que pensar sobre asuntos de espiritualidad, debido a la intense cobertura mediática internacional  de dos acontecimientos recientes: la muerte del Presidente Hugo Chávez , seguida de  la elección del nuevo papa, el primer papa latinoamericano.

La muerte del Presidente Chávez fue recibida por su pueblo con un resonante: “Chávez vive!” – vive en nuestra memoria, en nuestros corazones,  en sus obras, y vive en lo que Nicolás Maduro llamó “la otra dimension” donde seguirá velando y rezando por su pueblo y los pueblos de Nuestra América. Esa fué una impresionante reafirmación del pueblo venezolano de fe en la vida eterna, que lejos de ser una abstracción, en esta ocación se plasmó en el líder de la Revolución Bolivariana.

La elección del Papa tuvo distinta resonancia. Por una parte, el mundo católico se aferró a la esperanza de  que quizás este papa, quien tomó el nombre de uno de los más amados de los santos oficiales, el humilde San Francisco de Asisi, pueda reformar la burocracia de la Curia Romana, pueda acabar con los escándalos sexuales, pueda limpiar el banco del Vaticano, pueda permitir sacerdotes casados, pueda aceptar mujeres sacerdotes, pueda reafirmar la opción preferencial hacia los pobres. Entró un poco la esperanza de que el catolicismo acepte las ideas de la Teología de la Liberación – que de ningun modo ha sido destrozada a pesar de los papas anteriores. Por otra parte, los pesimistas consideraron que nada de ésto se podrá lograr.  Incluso acusan al papa de no haber luchado lo suficiente contra la dictadura militar argentina, pero eso es algo que le pesará a muchos argentinos.

Es coincidencia que al perder el líder de los pobres de Nuestra América, hayan elegido un papa que ha trabajado intensamente por los pobres? En eso hay que aceptar que aunque el Papa no sea un revolucionario, al menos no es un hombre  que  ha vivido encerrado en la burbuja burocrática de Roma o en el mundo  aislado de teología medieval.

Ciertamente en sus primeros pasos como papa, Francisco Primero dió buena impresión, al no vestirse con los trapos lujosos a los  cuales tenía derecho, al pedir que el pueblo rezara por él, al andar en el autobus con los cardenales y acercarse a su pueblo congregado para saludarlo, y al hablar con palabras sencillas en su primer corto discurso.  Pero, en cuanto lo que hará o intentará hacer como Papa, sólo nos queda esperar a ver cuales son sus obras.

Como Latinoamericano sabrá bien que en nuestra región hay dos Iglesias católicas: la de los curas párrocos en los barrios, y la de la jerarquía retrógrada que se ha opuesto a las reformas  sociales y económicas. La iglesia de Argentina, como tuve el desagrado de ver personalmente, ha sido una de las más elitezcas, y francamente facistas del continente que se aliaron a la horrible dictadura militar que padeció ese país.  Se dice que el Papa, como arzobispo luchó fuertemente para transformarla.

 En Venezuela, la jerarquía católica se opuso durante estos 14 años de  manera feroz al Presidente Chávez,  no obstante que muchos curas párrocos lo apoyaban y que Chávez siempre afirmaba su fe cristiana.  Es de notar que casi toda la iglesia protestante evangélica lo apoyó. El más alto representante de la iglesia venezolana estuvo abiertamente comprometido con el golpe de estado de 2002.

Ayer tuve el agrado de oir a los representanes de la Coalición de Iglesias de Cuba  que han venido a Toronto de visita. Poco se escucha acerca de la labor de las iglesias en Cuba que apoyan la revolución cubana y se esfuerzan junto a ella  por la dignidad, la igualdad, la felicidad de su pueblo. Normalmente, no se asocian esas dos palabaras: revolución y espiritualidad, pero es una relación muy fuerte y que  ha estado en el centro de  la revolución cubana y de la revolución  bolivariana de Venezuela.

Fue el Che Guevara quien afirmó que en la revolución se trataba de crear “un nuevo hombre”, que hoy incluiría: y mujer!  El Che  afirmó la naturaleza esencialmente humanística de la revolución, centrada en el desenvolvimiento y la felicidad de los seres humanos, no de los sistemas económicos. El Che dijo que la revolución no era simplemente cuestión de ofrecer dádivas al pueblo por más que se necesiten, sino de entrar en solidaridad con el pueblo  con una mentalidad abierta, espíritu humilde y “aprender de la sabiduría del pueblo”. Ello es notable en los médicos cubanos en Venezuela – no simplemente dan servicios médicos sino viven directamente en las comunidades con aquellos que sirven.

El Presidente Chávez tambien tomó esos preceptos como ciertos, y añadió más. Cuando Hugo Chávez hizo una convocatoria para “inventar el socialism del siglo XXI”, recomendó basarlo dos fuentes esenciales: el análisis socio-económico de Carlos Marx y Federico Engels, y la obra de Jesús.  Muchos, especialmente los intelectuales, se burlaron de esta combinación, pues históricamente el socialismo se ha identificado exclusivamente con el materialismo dialéctico del marxismo.

Pero ciertamente, las primeras comunidades cristianas –que se llamaban en griego Ekklesia- se regían con democracia directa y participativa, y económicamente eran socialistas o incluso comunistas, todo dentro de un marco de profunda espiritualidad. Eran igualitarias como lo indicó San Pablo: “No hay mas judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres, porque todos son uno en Jesucristo.” Y asi cortó toda barrera social, económica, legal y  de género.

Junto a los representantes de la iglesias cubanas tambien vinieron dos representantes del movimiento Pastores por la Paz, de los EEUU. Desde 1988,  esta organización de pastores llevan a cabo una labor de educación y apoyo a Latinoamérica , educando al pueblo de EEUU sobre las políticas exteriores de su propio gobierno que crean injusticias y sufrimiento en la región. Son verdaderos apóstoles por la justicia, la paz, el respeto y el amor que debe haber entre los pueblos. Hay que tener mucho coraje llevar a cabo estas actividades apoyando a Cuba ante un gobierno imperial tan represivo como los EEUU.  Ellos  enfrentan verdaderos reisgos por su fe y su solidaridad humana. Esto es lo que significa verdaderamente ser pastores.

Considero que si una revolución no es spiritual, no vale la pena, y tanto la revolución cubana como la bolivariana , indudablemente, valen la pena.




Bibiografía:

Ernesto Che Guevara, discurso del 19 de agosto 1960, en “Obra Revolución”, 1960

H. Dieterich, “Hugo Chávez, el socialism cristiano y el socialismo científico”, Rebelión



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