Tuesday 29 October 2013

DEFECIT DEMOCRATICO EN CANADA


DEFICIT DEMOCRATICO EN CANADA

María Páez Victor

Comentario Político
Noticiero Panorama
Radio Voces Latinas
Toronto, Canadá
29 octubre 2013


Lo que se llamado “el escándalo del Senado”, en referencia al asunto de tres senadores (Mike Duffy, Pamela Wallin y Patrick Brazeau) acusados de haber malversado fondos del Senado en gastos inapropiados, es en realidad, un escándalo que va más allá de estos tres individuos. Es una doble corrupción: la corrupción de tipo personal de estos tres individuos  y del Primer Ministro mismo. Y es también una corrupción sistémica, es decir de las instituciones democráticas mismas.

Stephen Harper, estando en la oposición, propuso enfáticamente  reformar al Senado, acusando  que el sistema actual servía tan solo  el clientelismo del partido gobernante, en aquel entonces el Partido Liberal. Claramente, al llegar al poder, se aprovechó del mismo y nombró, apresuradamente, al senado estos tres individuos cuando se vió necesitado de asegurar el voto en el Senado.

Escogió a Mike Duffy y Pamela Wallin, dos personajes de la televisión, para  contar con dos “estrellas” públicas que pudiesen ayudar al Partido  Conservador  recaudar fondos. A Patrick Brazeau lo nombró para desviar acusaciones de su negligencia hacia los pueblos indígenas. Brazeau, está envuelto en casos de abusos contra  mujeres, y su propio pueblo se distancia de él.

Duffy y Wallin estaban dedicados a ayudar en las campañas electorales y para recobrar fondos para el Partido Conservador. Viajes con ese fin puramente partidista, los pagó el Senado como si fuesen actividades senatoriales.

Pero la corrupción es más profunda .

El nombramiento mismo de Duffy y Wallin en el 2009 fué inconstitucional,  illegal, porque no cumplieron las  muy pocas condiciones para ser Senador: la persona debe ser residente de la provincia que represente y tener una propiedad inmueble de mínimo valor de $4,000 en esa la provincia.   Esto lo dice claramente y sin ninguna ambiguedad, el Artículo 23 del British North American Act,  documento constitucional vigente de este país.

El Primer Ministro bien sabía que Wallin vivía en Toronto no en Saskatchewan y Duffy en Ottawa no en Prince Edward Island; sin embargo los nombró y todos a su alrededor se hicieron la vista gorda. Pensaron que nadie se enteraría ni a nadie intervendría. Luego, cuando estos senadores presentaron gastos de vivienda y de transporte al Senado, de nuevo la administración se hizo la vista gorda, y se los pagaron.

Aunque sea cierto que estos senadores cayeron por su  codicia, no es menos cierto que Harper lleva la plena responsabilidad por haberlos elegido sabiendo que no cumplían los requisites esenciales, por haberlos nombrado para recobrar fondos para su partido, por haber  indicado que los gastos relacionados a esas actividades serían pagados con dinero público.

Harper le ha mentido descaradamente al Parlamento y al pueblo canadiense con respect a su actuación en todo este escándalo.

Su secretario, Nigel Wright, un millonario, pagó la deuda de Duffy al Senado con un cheque por $90,000 por gastos de alojamiento en Ottawa, donde reside permanentemente, y no en Prince Edward Island, la provincial que supuestamente representa.   Ayer declaró Duffy que ademas Wright le dió $13,560 para pagar a su abogado. Wallin reclamó $300,000 en gastos de transporte de 3 años, pero  solamente un 10% fueron para visitar a Saskatchewan, la provincial que supuestamente representa.

Harper dijo  al Parlamento que casi nadie  sabía del pago de Wright  y que Wright renunció voluntariamente. Ahora dice Harper lo contrario, que “unos pocos” si sabían del cheque por $90,000 y que Wright no renunció sino que el, Harper, lo expulsó.  En febrero Harper defendió a Wallin en el Parlamento, ahora dice que no lo hizo. Harper le ha mentido al Parlamento y al pueblo canadiese sobre este asunto.

Pero mas allá de esta deshonestidad personal de los senadores y de Harper está el asunto de la corrupción de la democracia misma.

Cuando Primer Ministro necesita fondos para su partido, nombra al Senado personas no calificadas excepto en cuanto le son utiles a su partido. Que garantías  hay que ésto no volverá a ocurrir?
Cómo es possible que el Primer Ministro tenga este poder sin ningun tipo de consulta ni vigilancia del Parlamento o los votantes?

Cómo es possible que se violen las normas administrativas del Senado y no haya quien revise estas cuentas y no haya consecuencias para quienes  lo hagan?

Harper ha orquestrado que el Senado pase un voto para suspender a los tres senadores, sin pago, para el resto de la sesión. Es una la expulsión.  Harper ha ido de un extremo a otro: los nombra como estrellas de su partido, ahora, cuando irrumple el escandalo, los quiere tirar bajo las ruedas de un tren cuando le conviene.

Estos senadores no han tenido la ocasión de dar sus explicaciones formalmente,  de defenderse ante las acusaciones. Esto es lo que no desea Harper, que no digan la verdad, y por eso los quiere expulsar.
Pero es que una simple mayoría en el Senado puede echar a un senador sin recurso a ningun reglamento? Es que el Primer Ministro controla absolutamente el Senado?

Si lo puede hacer por esta razón, mañana lo podrá hacer por cualquier otra,  podrá expulsar  a senadores que no estén de acuerdo con su ideología política.

En una democracia, se tiene que presumir que la persona es inocente hasta que se le compruebe que es culpable, y que toda personas, tiene el derecho de defenderse, de dar su versión de los hechos.

Harper quiere deseperadamente que estos tres senadores se callen, y por eso  busca todos los caminos para que no digan lo que saben de la corrupción en los nivles mas altos del gobierno.

El sistema del nombramiento y de la operación del Senado fué elaborado  hace 147 años basado en un sistema de honor, asumiendo que las personas tienen un sentido patrio honesto.

Donde no hay honor, este sistema no funciona.


BIBLIOGRAFIA
Karl Nerenberg:
-“Harper has trouble getting his story straight on the Senate scandals”, rabble.ca, 24 October 2013
-Harper created this mess by cynically appointing non-residents to the Senate”, rabble.ca 28 October 2013

Michael Den Tandt, National Post, 27 October 2013

Andrew Coyne, “If Harper sets the standard then why has it been inconsistent?” National Post, 25 October 2013

Bruce Anderson, Globe and Mail, 28 October 2013

Harper Watch, “Can Harper keep his promise on Senate reform?, www.harper-watch.ca






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